viernes, 18 de junio de 2010

Persona no identificada.

Para una persona que es el centro de otras muchas.
H.


A veces caminaba, apenas sin observar nada. Otras tantas, utilizaba esos medios de transporte llamados vehículos en los que concurría mucha gente. Quizás no le conociera de esa forma, tan sólo tras el papel, tras sus palabras.
Y le digo, eran palabras llenas de humo, de un humo azul incluso naranja, dependiendo del momento. No obstante, siempre había algo que caracterizaba ese color, a menudo se llenaba de nostalgia.
Fuiste una persona anónima, una persona más con una historia gigante que enmarcar y unas historias más minúsculas que contar, escenas de una vida que veía pasar. También, la vida cambia, ahora son los mayores quienes aprenden de los más pequeños y los pequeños esas grandes personas de las que tomar ejemplo, no todos.
Durante días empezó a ser un importante apoyo, ¿sabías qué? La verdad, no había sido un apoyo de días, sino, era un soporte constante para todas aquellas personas en las que veía una luz en la que él creía. Y decía acertar, y se regocijaba de los demás con esos hechos que según él, podía predecir casi a la perfección.
Lo más curioso de todo, es que parecía ser mayor, pero tan sólo era alguien con la inocencia de un niño, pues los propios niños podía tomarle el pelo, a veces. Además, un aspecto que destacar de su figura era su impaciencia aunque llegara a negarlo y ese orgullo casi inexistente.
No sabía cuidarse, había conspiraciones que trataban por separado de ayudarle y el resultado de esas batallas aún estaba por conocerse aunque todos esperaban que funcionaran, a través de riñas quizás, o… cualquier cosa pequeña.
Porque… ¿sabes otra cosa? Estas últimas son las más importantes, y están acompañadas de un querer, de un poder y de unos ánimos que te hacen más fácil la labor de valorarte, a ti mismo.
Como un desconocido que muestra su vida subido en un autobús mirando el paisaje… o el simple horizonte.





3 comentarios:

H. dijo...

Laura, gracias por el texto. Ah, no espera, que no eeres Laura. SI cuando yo digo que me ignoran estoy en lo cierto. Ahora, en serio, Viky, muchas gracias por el texto, me ha emocionado y se me ha escapado alguna que otra lagrimita, aunque no soy tan sensible como otros. De verdad, muchas gracias por toda la luz de estas líneas que viene de unos dedos. Graciassssssssssssssss.

Anónimo dijo...

JO, Laura, gracias por el texto, ah, no perdón, que no eres Laura, que la pequeña gran sabia me ignora sin más. Ahora en serio, Viky, de verdad, muchísimas gracias porque el texto es precioso y me ha conmovido, hasta se me ha escapado alguna lagrimita. Hay tanta luz en estas líneas y toda viene de unos dedos. Y no, no hay historias gigantes, que yo soy pequeñito. Otra vez, GRACIAS.
H.

La chica de las uñas azules dijo...

De nada... Vaya tela el servicio de comentarios del blog este lento de hoy, já! pues ya tengo dos comentarioos x)
De nada, repito.

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