Menos.

Hoy os echo de menos.
Un domingo de junio, el sol entra por mi ventana, su radiante brillo me despierta pero no es incómodo, no hace calor, el aire es suficiente y esa ventana abierta es fácilmente traspasable, el murmullo del viento se acerca llegando a mi piel que trata de esconderse tras la sábana.
Es... temprano, demasiado de lo que estaba acostumbrada, parece que estas semanas no son normales, son diferentes. Una sonrisa, un agobio, un montón de papeles, un día o más sin salir, un descanso saliendo, un día o más sin veros. Menos.
El momento va transcurriendo poco a poco, menos poco a poco, se va acabando la semana. Domingo. Una semana menos, mañana empieza otra sucedida por otro despertar, aunque no rutinario. El despertador sonará, mañana. Todavía hoy se podría aprovechar la tarde, es más, aún no ha comenzado.
Límites que están de más, empiezo por limitarme el tiempo en pensar, ese que malgasto tontamente sabiendo que no estás y miento porque tú, tú, tú y tú estás, a mi lado ahora no, pero siempre sí. Una palabra escrita puede dar que hablar, no, ahora no puedo, contrólate, eso menos.
Porque he incumplido la primera y todas las normas que le prosiguen, y seguiré haciéndolo pues lo sé. Si pienso en ti pienso en todas y si no, dejo de pensar y duermo y tampoco os dejo. Querría veros, menos querer y menos no veros.
El juego lo encuentro en el suelo, salta las rayas no vale pisarlas, el pie ha de caber en cada baldosa, y no pasa nada si te equivocas, comenzamos de nuevo, todas. Una distracción que poca ayuda aporta, es más, entorpece el camino a seguir. Ese camino que se va a hacer rutina una semana más, y la otra menos, porque ya no será rutina, el azul del cielo y del mar sumado a la claridad llaman a este momento verano. Porque ya quiero ese verano que nos merecemos, que ser impacientes no vale, y la eternidad es algo que se me parece constante, aún no es tarde, como venía diciendo no ha comenzado...
La tarde de verano que quiero, que es diferente a la que tengo. Y si te vienes conmigo la tendré y tú, tú y tú también. Vámonos que nos pillan que nadie nos escuche, veniros ya, creo que estais tardando, una bolsa, una vestimenta y unos zapatos de esos que ahora no dan calor, aquellos que realzan tu pequeña estatura y te hacen crecer, como niños pequeños que jugando ya son mayores. No quiero jugar, bueno, quizás sí, pero no con sentimientos, que me contaron un día que esos juegos duelen.
No vayais a jugar con ellos, es peor que jugar con fuego, ya que el fuego es simplemente aquello externo que te produce quemaduras, pero las heridas tuyas nada las cura esas que están en el interior y que dicen que necesitan tiempo, ésas duran. Llámame si quieres que te proporcione ayuda, si en algún momento las has sufrido en tu piel, le pediremos a un profesional experto que no tarde que se encargue de la herida, pero si ha sido en el corazón nos llamaremos y pase lo que pase algún día dejarán de sangrar, porque nos llamaremos y trataremos de no romper ese órgano rojo que en muchos momentos puedes pensar que ha cesado, que ha parado de latir. No den lugares a temores, ni a equivocaciones, si se arriesga es posible que se gane y por el contrario, se puede no ganar nada.
La recomendación es olvidar menos, malos recuerdos menos, sonrisas falsas menos, echar de menos menos, teneros lejos menos, no quereros menos...