Llámalo X, o A.

Quiero un mundo entero, este ya se me ha quedado pequeño.

Sólo queda tiempo, poco tiempo, pero el tiempo es lo que tienes siempre aunque estés ocupado. Tiempo, qué palabra más exhuberante, qué cosa tan cotidiana y tan manipuladora, increíble que algo abstracto pueda hacer contigo, con él, con todos, lo que quiera.
A contracorriente, tú ya sabes que el tiempo se agota, que desde que naciste está en tu contra, que vas a contrarreloj conociendo que él te superará, que podrá contigo aun así, luchas contra él, perderás. No hacía falta recordarlo, lo sabes, porque... ¿lo sabes, verdad?
Bueno, te toca seguir el camino, adelante.
Espera, espera, espera.
-También quiero volver atrás, unos segundos, ya os alcanzaré.
Te perderás y lo sabes, pobre ilusa.
-Yo pretendo crear algo nuevo y diferente, ¿por qué no me sigues?
Loca. Rematadamente loca estás, por eso no te sigo, vas directamente a la aniquilación.
Y así es como aquellos sueños caen, como no sólo el tiempo es tu enemigo, como los demases nunca están de más y siempre se tienen en cuenta.
-Lo quiero. Lo quiero todo.
Rara. Eso no es posible, déjalo ya, o te estrellarás.
-La caída la tendré cuando por no intentarlo, no pueda conseguirlo. Cuando ya no haya podido hacer nada para volver y cambiarlo...Y no me eres de utilidad.
La omnisciencia que poseo me hace saberlo todo, y tú eres insignificante, retírate ya, después de todo es por tu bien.
-Bobadas, sólo dices bobadas, el tiempo es mío. Es mío. Míomíomío.
Quizás... seas capaz.
Tan sólo, tal vez.
Dile adiós al miedo, que no se apodere de ti.
*