viernes, 2 de julio de 2010

Lo que el alma ve.


La reina de la función es ella.

El protagonista eres tú.


Y ya ha comenzado la obra, a las cinco de la mañana un día más, que ella nunca se retrasa...

Vuelve y se va, una se duerme y ella desaparece, va de sueño en sueño hablando con todos, sin excepción. Mira a una muchacha de rubios cabellos y se detiene en sus sueños, la chica cree que nadie la espía, que no están antentos a ella, está demasiado equivocada porque además de irrumpir en sus sueños el alma, hay otra chica que la cuida o por lo menos lo intenta.
Un día especial a las ocho de la mañana le sacó una foto, y ella no la tomó en serio hasta el final, quizás, o eso aparentaba. El alma sabía mucho más que las propias dos chicas, y continuó con su misión.
Veía que había demasiados sueños, algunos rotos, otros eran ilusiones, en la mente de aquella niña, porque aún lo era, y lo seguiría siendo por mucho tiempo, a pesar de todo, a pesar de la vida.
Una chica estaría siempre allí, dispuesta a esperarla, a estar con ella cuando la necesitara y también sería capaz de hacer su vida, esa chica no necesitaba que la cuidaran tan sólo gestos de cariño, como el que ella pudo darle un abrazo sin ser esperado, y el alma lo vio todo.
El alma pudo ver con facilidad, con transparencia, que esas luces brillaban que eran rojas, esos corazones que se encontraban que no tenían dueño que aún eran jóvenes y rojos, de un rojo pasión que no está roto, intacto. Aunque alguna no lo supiera.
Y se encontraron con tres más que las acompañarían, el alma vagaba entre sus sueños y los mezclaba pensaba incluso que sería fabuloso volver a reunir esos corazones, esas ilusiones y hacerlas realidad, crear un sueño que pudiera realizarse, como el que ya iban a cumplir, con esas ciudades nuevas, esas expectativas, esa cafetería transitada por cierto ingeniero perdido que encontraría una mirada por la que lo daría todo. El alma, se conmovió, pretendió que se quedaran juntas mas ya no podía hacer nada, quizás las cinco de la mañana se cambió por las seis, o las ocho o las doce, pero sabía que un 28 de agosto sería el principio, no el final.
Otras chicas, se alegraban gracias a las tecnologías, que les permitirían acercarse a otras ciudades más grandes para verlas a través de una pantallita, sería diferente. Y volverían a reunirse en vacaciones.
El alma quería que ellas fueran las protagonistas, esta vez, de un principio que no tendría más final que el que quisieran darles ellas.

La obra tan sólo sigue su guión.
Y el mundo no las conoce, aún. No ganará la batalla.


15.Agosto.2010

1 comentarios:

H. dijo...

UN texto precioso. Y nada como ser protagonista de una obra que a veces escribe uno y otras otro. Sera suficiente con que el mundo no gane la batalla. Besos.

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